Día

 

“Orad sin cesar”

1 Tesalonicenses 5:17

 

Este versículo me ha ayudado a no perder la esperanza. Todos pasamos momentos en que sentimos el deseo de rendirnos. Oramos, y como Dios no nos contesta de la manera que deseamos, empezamos a pensar que nuestras oraciones son en vano. Puede ser que comencemos a cuestionar a Dios, o nos enojamos con él.  

 

 

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La oración es nuestra comunicación con Dios. A través de ella podemos expresar gratitud a Él por lo que Él es. También podemos expresar nuestras peticiones, y confesar nuestros pecados. 

 

Tenemos que reconocer que al orar estamos en comunicación con Dios. La comunicación se define como un intercambio de ideas. Así que, cuando oremos tenemos que asegurarnos de escuchar a Dios. Es bien fácil orar sin considerar la voluntad de Dios para nuestras vidas, cuando deseamos que Dios responda de acuerdo a nuestros intereses personales. Les doy un ejemplo que viví con mi familia, hubo un tiempo que oraba por algo que según yo era en la voluntad de Dios. No era nada material. Era por algo justo para cualquier ser humano, vivir como familia juntos en Estados Unidos. Mi esposo tuvo que salir de Estados Unido para regresar a su país de origen Honduras. Fue una experiencia muy difícil. Recuerdo que ore sin cesar durante 5 años, en ese tiempo de espera aprendí que si Dios hubiera reunido mi familia en el momento que yo lo deseaba en el lugar donde yo quería, no hubiéremos aprendido juntos algunas experiencias únicas. En primer lugar, aprendí a depender en Dios. En segundo lugar, aprendí la importancia en la comunicación con Dios en todo tiempo a, “orar sin cesar”. En tercer lugar, aprendí a esperar en la oración confiando que Dios nos uniera como familia para vivir en Estados Unidos. 

 

Claro, hubo momentos en que me cuestioné porque Dios no responde inmediatamente, después comprendí que no era cuando yo quería. Pero, al reflexionar puedo ver cómo fue de mucha bendición que mi petición no fuera contestada a mi manera, sino en el tiempo del Señor. El tempo de Dios es mejor y estos llenos de abundantes bendiciones.

 

Durante esos cinco años de espera en oración nos tuvimos que trasladar a vivir a Honduras. Fue algo muy difícil. Dios tenía preparadas grandes bendiciones para nosotros como familia. Muchos jóvenes conocieron a Dios a través del ejemplo de mi esposo y muchas familias fueron bendecidas por su generosidad. Pude convivir con mi familia política por varios meses. Mis hijos pudieron conocer a sus abuelos, convivir con ellos y conocer la dura infancia de su papá. Esas fueron experiencias inolvidables e imborrables que se quedan para toda la vida. Además, pudimos servir a otras personas en Honduras. Con esto les quiero decir que perseverar esperan en oración nos traen grandes bendiciones que desconocemos.   

 

Recuerda tu oración nunca es en vano. Dios responde a su tiempo. Y en el tiempo de espera hay grandes sorpresas de bendición. No dejes de orar, no pierdas la esperanza y no te rindas. Dios va a contestar en su tiempo y a su manera y en sus propósitos. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Jeremías 29:11 (RVR 1960).

 

Gloria Sauceda.