Día ❷❻
“Inquietudes al Orar”
“Y AL ORAR, NO REPITAN USTEDES PALABRAS INUTILES, COMO HACEN LOS PAGANOS, QUE SE IMAGINAN QUE CUANTO MAS HABLEN MAS CASO LES HARA DIOS”. Mateo 6:7 (DHH).
Nací y crecí en una familia de tradición religiosa. En su gran amor y misericordia el Señor Jesús me escogió de entre todas las generaciones de mi familia para romper y liberarme de las ataduras del pecado y permitirme conocer a Jesús personalmente. Tenía 33 años de edad cuando empecé a caminar con mi Señor Jesús. Como todo novato, no sabía lo básico de la Biblia, ni como orar.
En la película “Gravity” la actriz principal en una escena en que está desesperada dice: “Y cómo hacer una oración, nadie se tomó el tiempo me ensenarme”.
La Oración es hablar con Dios Padre, dirigirse a Él, comunicarse con Él. Aunque hablar con Dios Padre no lo percibes “como hablar con el vecino”. A veces no sabes cómo empezar, que decir, como referirte a Él. Y si tienes conocimiento de Su Grandeza, Poder y Soberanía la carga es más grande. Una de las dudas que pudieras enfrentar seria cómo oro, me sientas, me pongo de rodillas, oro de pies. ¿Tengo que hacer una oración larga para Dio me escuche? ¿Escuchara Dios una oración corta?
El libro de Génesis nos relata de como Adán y Eva hablaban con Dios, Su Creador. Era una relación directa, honesta, cercana, de confianza plena, sencilla y real. Eso es lo que busca nuestro Padre Santo con nosotros, lograr una relación personal.
Las oraciones llevan la característica personal de quien la dice, algunos hablamos mucho, somos fáciles de palabras, otros son escuetos; algunos usamos palabras de admiración y cariño ante el Rey, otros prefieren dirigirse en forma más respetuosa y ceremoniosa; otros invocan las Sagradas Escrituras, otros son más directos.
No hay oración perfecta, la única oración errónea es cuando no pones TU CORAZON en ella, la forma de impresionar al Gran Jehová Creador de los Cielos y la Tierra, es llegar ante Él con un corazón entregado y humillado. Tu oración puede ser larga o corta dependiendo lo que traigas en tu corazón. Hay oraciones largas pero vacías como las que nos relata 1ª Reyes 18:26 en que los profetas de Baal (dios pagano) pasaron desde la mañana hasta mediodía clamando a su dios sin respuesta. Oraciones muy cortas como el clamor de Pedro cuando después de caminar en el agua hacía Jesús empieza a hundirse y le dice: “Sálvame Señor” (Mateo 14:30).
Hay ejemplo de oración de entrega total como la de Ana clamando por un hijo (1ª Samuel 1:10-11), o las de Daniel por su pueblo en el libro de Daniel Cap. 9. Y así muchos personajes de La Biblia que se dirigieron a Dios de diferentes formas.
Cuando hables con tu Padre Celestial, usa tus propias palabras, el Espíritu Santo te guiara; estas en presencia del Dios Eterno que te ama en forma infinita y te mira como un hijo perfecto. Háblale con tu corazón abierto, sin importar quien está a tu lado, durante la oración solo son tú y Él, estas ante el Dios que tiene el control de todo lo que pasa en tu vida, y que tiene planes para que tengas un futuro bueno y esperanza (Jeremías 29:11).
La oración es un ejercicio espiritual que trae cambios a tu vida y la de otros; a medida que más lo practiques buscaras hacerlo más, necesitaras hacerlo más, y dependerás más de ello, lo perfeccionaras, se convertirá en parte esencial de tu vida, lo disfrutaras y llegaras a ofrecer orar por las necesidades de otros.
Te invito a que oremos juntos: Amado Padre Santo, te damos gracias por permitirnos estar ente tu presencia tal como somos, teniendo la certeza que tu estas atento a nuestro clamor siempre como nos lo dices en el Salmo 34:15. Sabemos que tu responderás según tu voluntad que es siempre perfecta, en el nombre de tu hijo Jesús oramos, ¡amen!