Día ➊❻
“Ora por los demás y ayúdales”
Proverbios 31:8-9 (NVI) – ¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos! ¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!
Cuando leo estos versículos, lo que me viene a la mente es mi propia experiencia cuando era niño. Tenía cinco años cuando arribe a Charlotte directamente desde Puerto Rico. Yo soy el más pequeño de mis tres hermanos. El español es mi primer idioma. Mis padres me inscribieron en las clases de Prekínder; en esta etapa de mi infancia tengo recuerdos de una de las experiencias más aterradoras y humillantes de mi vida. No estoy seguro si fue mi maestra, pero recuerdo claramente las palabras de una mujer blanca que me dijo que nunca llegaría a ser nadie porque no podía hablar bien inglés, y que además era hispano. Mi mente y mi corazón creyeron esa mentira. No fui muy bueno en la educación, quizás fueron las palabras de aquella mujer las que hacían eco en mi mente que no me permitían avanzar con entusiasmos en lo académico. Me retuvieron un año, y tengo un vago recuerdo de haber sido etiquetado con una discapacidad de aprendizaje.
Hice lo mejor que pude en la escuela, aunque lo confieso, no me gustó mucho estudiar. A pesar de la discapacidad que tenía, pude graduarme de la escuela primaria, secundaria y luego ir al colegio comunitario. Es triste, pero continúo creyendo que no iba a llegar a nada en la vida. Por otro lado, no quería rendirme. Mientras estaba en el colegio comunitario curse una pasantía en una escuela para ayudar a niños con diversas dificultades. Durante este tiempo mire las luchas que enfrentan los jóvenes latinos en la educación que eran muy evidentes. A través de estos niños vi mi historia reflejada en ellos. Los sentimientos que experimenté fueron tristes y de ímpetu interno por ayudar a estos niños. Las dificultades que esto muchachos enfrentaban me llevaron a Dios en oración a preguntarle, Señor es este mi llamado y mi propósito en la vida; ayudar a niños con ciertas desventajas de aprendizaje y problemas. Eso fue hace más de 20 años. Después me metí en el campo de la salud y los servicios humanos comunitarios, y ahora estoy ayudando a los latinos en lo que puedo.
Proverbios 31:8-9, lo aplico todos los días con muchos niños (as) que son juzgados (as) fácilmente porque no son entendidos en su problemas y discapacidades de aprendizaje. Dios me está dando el propósito de vivir estos versículos. Se trata de vivir actos del amor de Dios y mostrar esperanza a las demás personas. Los actos de amor y servicio demuestran la religión pura. En las mañanas al despertar pienso en la familia que Dios me dio que es parte del plan de Dios, y también Dios me puso en la tierra para ayudar a los demás. El punto es escuchar y ayudar cuando pueda a aquellos que necesitan de mi ayuda.